Alrededor de las 15 horas del viernes 8 de mayo, un grupo de personas no-videntes y con disminución visual de la Escuela de Moreno, de la Fundación Nano y de la Escuela Especial de la Fundación Suzuki se acercaron al Salón Municipal de Exposiciones “León Gallardo”, con el objeto de participar del encuentro denominado “Las manos también ven”, organizado por la Dirección General de Cultura y Educación de San Miguel y DIMAPAD (Dirección Municipal de Ayuda y Promoción al Discapacitado), junto a la Fundación Nano y V.S. Arts Argentina (Fundación Susuki). Este encuentro corresponde a la serie de actos en conmemoración del Bicentenario de Louis Braille.
La directora de DIMAPAD, Adelma Molinari, junto a María Bayá Casal Directora de la Fundación Nano y Elizabeth Suzuki, recibieron a los ciegos en la sala de exposición. Les dieron la bienvenida e invitaron a recorrer el lugar y disfrutar de la muestra. En este caso, la muestra presente en el Salón de Exposiciones era la de Diego Curutchet, quien estuvo presente y disponible para explicar su material a los concurrentes. Diego Curutchet es un artista plástico reconocido internacionalmente. Estudió dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en el Consejo Superior de Educación Católica. Desde 1979 se dedica en forma exclusiva a la talla en madera y al Arte Sacro, sus obras se encuentran en Catedrales, Monasterios, Parroquias y Capillas, como también en colecciones particulares, en el país y en el extranjero. El artista, comentó cómo se realizan sus esculturas en madera, las diferentes interpretaciones que éstas pueden tener y la importancia de sus manos en su trabajo. “Cuando ellos tocaban las obras yo me identificaba con ellos, porque yo todo el tiempo estoy tocando la madera, incluso veo los defectos de mis obras con los dedos”, comentaba Diego Curutchet. Con la experiencia de este día, Curutchet afirmaba que se dio cuenta “cómo ellos ven con el tacto” y la importancia de las manos.
El título del encuentro se debe a que “con las manos puedo conocer un rostro y las cosas”, aseguraba Elizabeth Suzuki, ya que se busca “que las personas con alguna discapacidad puedan conocer el camino del arte”. María Boyá Casal agregaba que “ese anhelo de trascendencia que está en el arte, lo tenemos todos” y que “el ciego es una persona que no ve, pero que tiene mis mismas necesidades, mis mismas carencias, mis mismas limitaciones y además no ve, pero eso no lo hace diferente en nada, ni en su esencia ni en su vocación”. Adelma Molinari comentaba que “los ciegos utilizan mucho el término ´ver´, porque a través de sus manos ven y conocen, tienen plena conciencia de que pueden ver de otra manera”, y este tipo de encuentros es sumamente útil porque “por más discapacidad que tenga la persona, algún talento puede ser desarrollado”.
Así fue la jornada. Recorrido y contacto directo con el arte de Curutchet, junto a obras de sus familiares y de Juan Edgardo Bessone. Luego, se realizó una actividad en la que los concurrentes podían realizar con sus manos algunas pequeñas esculturas en cerámica.
Al finalizar las actividades, representantes de las escuelas de no-videntes le entregaron un diploma y choperas de cerámica realizadas por ellos al gran escultor Diego Curutchet, a modo agradecimiento por su predisposición.
La jornada culminó, dejando paso a los siguientes encuentros correspondientes a la conmemoración del Bicentenario de Braille. Este fue el primer paso. Uno de sus aspectos más destacables es la unión de varias fundaciones para un fin común. Como expresaba Adelma “nuestra función debe ser juntar las buenas acciones que hay en la comunidad”. De esta manera, se pueden lograr muchas cosas.
